ADELANTAMIENTO DE CAZORLA
Uno de los aspectos más singulares de Cazorla y la comarca, fue su pertenencia durante 600 años al arzobispado de Toledo, siendo denominados estos territorios como “Adelantamiento de Cazorla”.
Durante la guerra con el reino nazarí de Granada, el rey castellano-leonés Fernando III otorgó en el año 1231 a Rodrigo Ximénez de Rada, arzobispo de Toledo, una zona en el este de Jaén la cual podría quedarse en propiedad si lograba su conquista, lo que realizó en los años siguientes. Con ello, quedaría una frontera inestable en el valle del Guadiana Menor que delimitaría los términos del Adelantamiento.
Durante los siglos de guerra contra Granada, el Adelantamiento serviría como punta de lanza de múltiples campañas y expediciones contra el territorio musulmán. Finalmente, tras la conquista de Baza en 1489 y Granada en 1492, perderá su posición fronteriza y su condicionante de marca militar, pasando a ser un señorío eclesiástico del arzobispado toledano durante la Edad Moderna.
La injerencia del emperador Carlos V, forzó al arzobispo Juan Pardo de Tavera a otorgar el cargo militar, vitalicio y -posteriormente- hereditario de “Adelantado de Cazorla” a su secretario Francisco de los Cobos, hizo que el poder en el Adelantamiento pasara durante 70 años a los marqueses de Camarasa, que organizaron la construcción de obras tales como la bóveda del río Cerezuelo, la Plaza e Iglesia de Santa María de Gracia o la Casa-Palacio de las Cadenas.
Con la recuperación del Adelantamiento por parte del arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas en 1605, Cazorla y el Adelantamiento volvieron a ser un señorío eclesiástico durante 200 años, hasta que, el 6 de agosto de 1811, las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos jurisdiccionales, y por lo tanto la posesión arzobispal de Cazorla, que continuaría vinculada a Toledo en lo eclesiástico hasta el s. XX.
Texto de Javier Sevilla Martínez
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