LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN CAZORLA
Con la ocupación francesa de la Península por las tropas del emperador Napoleón, y los posteriores sucesos el 2 y 3 de mayo de 1808 en Madrid, comenzó la denominada “Guerra de la Independencia” contra el invasor francés, que perduró hasta la huida del rey José I Bonaparte en 1813 y la retirada total de los franceses en 1814, siendo restaurado en el trono Fernando VII.
Tras la victoria de las tropas españolas en Bailen el 19 de julio de 1808, la situación de la guerra cambió y se recrudeció en contra de la población civil española. El ejército francés oprimió en gran manera a la población española, y aún más a aquellas personas o villas que apoyaban a las guerrillas que luchaban contra el invasor.
En ese ámbito, Cazorla y sus habitantes sufrieron múltiples penurias y daños durante la guerra. La estancia de las tropas francesas en Cazorla se prolongó desde 1810 a 1812, pero los daños ocasionados perduran hasta la actualidad. Los franceses exigieron a los habitantes de Cazorla y las villas vecinas grandes contribuciones para la guerra, que muchas veces conllevaron incendios, robos y muertes. Una de las grandes pérdidas que sufrió Cazorla fue la destrucción de la Iglesia de Santa María de Gracia tras un incendio, que dejó su aspecto actual.
La resistencia de los cazorleños y cazorleñas hacia el invasor causaron muchas muertes y destrucción, pérdidas que tardaron años en recomponerse. Por ello, las Cortes de Cádiz, por su lucha y valor, recompensaron a Cazorla, por el Decreto CCXLV del 1 de abril de 1813, con la declaración de Cazorla como ciudad y con la distinción de “Muy noble y leal”.
Texto de Javier Sevilla Martínez
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