LA TRAGANTÍA Y SU LEYENDA
Una de las leyendas más conocidas de Cazorla, asociada con su cultura, los castillos y el río Cerezuelo, es la de “la Tragantía”.
La leyenda cuenta que, durante la conquista de la zona por las tropas castellanas, el rey moro se atrincheró en el castillo, que hoy es conocido como “Castillo de la Yedra”, para hacer frente al enemigo. No obstante, cuando conoció la masacre que los cristianos consumaron durante la conquista de Quesada, el rey decidió abandonar Cazorla y el castillo con su gente.
No obstante, y pensando que pronto volvería a retomar Cazorla, dejó atrás su bien más preciado: su bella hija. Oculta en una estancia secreta bajo el castillo, que solo el rey conocía, le dejó provisiones y lucernas de aceite para que pudiera sobrevivir hasta su llegada. No obstante, durante la huida, el rey y su escolta perecieron ante los castellanos, que se instalaron a posteriori en el castillo de Cazorla y sus tierras.
Sin embargo, la hija del rey moro, permaneció paciente en su escondite, esperando a su padre y su gente. Una espera eterna que la llevó a la locura cuando sus provisiones se agotaron y supo que nadie la encontraría. Cada día que pasaba en su húmeda estancia se hacía sentir como una eternidad, hasta que dejó de sentir las piernas, las cuales se habían transformado en una cola serpenteante, y su famosa belleza, en un aspecto reptilesco.
Su venganza contra los castellanos y sus descendientes se da todas las noches previas al día de San Juan (23 de junio) desde entonces, donde, desde sus profundas estancias, canta a los niños y niñas:
Yo soy la Tragantía
hija del rey moro,
el que me oiga cantar
no verá la luz del día
ni la noche de San Juan.
Texto de Javier Sevilla Martínez
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